Esa misma tarde en la que los 71 hinchas de Boca murieron aplastados, estaba el "Loco" Rene Houseman que advirtiendo el descontrol decidió escapar saltando a la platea contigua salvándose de esa forma de una muerte segura.
La investigación penal imputó en primera instancia a dos empleados de River quienes eran los que estaban a cargo del acceso, Américo Di Pietro y Marcelino Cabrera basándose en algunos testimonios que afirmaban la presencia de los molinetes y del portón cerrado.
A raíz de esto es también se le trabó un embargo por 200 millones de pesos de esa época al Club Atlético River Plate.
La causa fue cajoneada y terminó prescribiendo sin encontrar culpables ni responsables en el fuero penal, dejando sin efecto la sanción económica contra River y los cargos acusatorios hacia los dos empleados.
La A.F.A creó un Fondo para indemnizar a los familiares de los fallecidos en la trágica puerta 12 y después de unos meses la colecta permitió reunir unos mil dólares por cada víctima que la mayoría acepto a cambio de firmar la renuncia de iniciar demandas judiciales contra River Plate.
Solo dos personas se negaron a aceptar la propuesta: Nélida Oneto de Gianoli y Diogenes Zugaro.
Después de una larga batalla judicial los demandantes ganaron el juicio obteniendo un resarcimiento irrisorio desde lo económico, una burla, apenas 50 dolares para cada uno de ellos.
A 41 años de aquella tarde nefasta donde la vida muchos a jóvenes les fuera arrebatada, los responsables de curar las viejas heridas miran para otro lado.
A 41 años todavía resuenan desde el pasado en el presente el grito desgarrador del fútbol argentino, es la herida que no para de sangrar.
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