Garra, quite, sacrificio, entrega y estirpe ganadora en la mitad de la cancha es todo lo que deja en cada partido y no se guarda nada.
Con 37 abriles sobre el curtido cuero el "Pelado" rey con todas las letras en el campo de juego sigue dando batalla y acallando las voces que lo condenaban al retiro con obsequio de espacio reservado en el Museo de River Plate.
Sabedor de la exigente competencia que dentro del plantel le pisa los talones, Matías Almeyda nunca bajó los brazos, con dedicación y esfuerzo mantuvo el puesto de titular inamovible.
Pieza fundamental en el esquema pretencioso y atrevido que desde los apellidos plantea Cappa -léase Ortega, Buonanotte y compañía- se ha transformado en el auxilio 24 horas ante cada emergencia que se presente en el juego.
De la misma manera que lo hizo ante Tigre, en Parque Patricios, Almeyda ante Huracán volvió a desplegar toda su jerarquía que conmovió los corazones convulsionados de los hinchas millonarios que deliraron con el triunfo.
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