CRÓNICA DE UN ÁNGEL PARA NADA GRIS

Ganar o ganar esa es la cuestión en el fútbol de hoy. Ley primera que se impone por la fuerza de los resultados y que determina la vida de los entrenadores al frente de un equipo.

Cappa no es indemne a la gravedad de este mandato que ningún entrenador puede ignorar.

Con el triunfo ante Independiente Don Ángel cumplió ocho partidos sentado en el banco de eletrocutar lideres y la sensación por demás cierta es que el trajín del vertiginoso puesto hace sentir que hubiese transcurrido un siglo desde el debut con Godoy Cruz a la fecha.

A sabiendas que Cappa es un cultor de promover el buen juego como vehículo para en forma natural llegar al triunfo, vale la pena una revisión de su campaña al frente de la banda roja.

Triunfos ante Godoy Cruz y Vélez por el mismo resultado (2-1), caída ante Estudiantes por la mínima (0-1), gol en contra de Facundo Quiroga, goleada impensada (3-0) en una ráfaga en Avellaneda ante Racing, y cierre de campeonato con goleada histórica propinada por Tigre (1-5).

El actual torneo dejó un arranque prometedor de tres triunfos consecutivos, ante Tigre, Huracán e Independiente

Son los seis triunfos y dos derrotas, y ningún empate la señal inequívoca del sentir de un Cappa que hasta aquí ha sostenido con resultados su profuso discurso en el que desdeña la especulación como arma recurrente, resultados que nos cuentan la crónica de un Ángel para nada gris.