El día que Diego Simeone estampó la firma que sellaba su vínculo con River es muy probable que también haya pensado en el día que debería visitar para el que a partir de ese instante era su ex equipo, Estudiantes de La Plata. Lo más probable es que lo haya imaginado a la perfección.
Es que el "Cholo" sanguíneo y cerebral quizá arrastre el estigma de los hombres trascendentales.
Generando sentimientos de amor u odio, su figura por donde estuvo ha dejado un recuerdo imborrable en aquellos que estuvieron con él.
La conquista del Apertura 2006, con páliza histórica (7 a 0) a Gimnasia quedará anidado en lo más profundo del corazón de la gente de Estudiantes.
Es que la relación sentimental fue de tal intensidad que todavía se puede oír el estruendo de semejante ruptura.
Así todo, nada de esto evitará que en La Plata el "Comíte de Malvenida para Simeone" cumpla con la única misión que propició su creación.
Castigar al "traidor" aquel que olvidó el compromiso de lealtad y defraudó a quienes habían depositado toda su confianza en él.
Los Miembros de este Comíte son los amnésicos de siempre que alguna vez también maltrataron a Reinaldo Merlo en su vuelta a la ciudad de las diagonales.
Cabe preguntarse ¿De donde emana la autoridad moral que detentan estos paladines de la justicia para caerle con tanta crueldad a Simeone?
Por lo pronto el entrenador millonario sabiendo de la recepción hóstil que le espera fue escueto y respetuoso, entendiendo la delicada situación enviando un mensaje de agradecimiento.
El objetivo es preservar al plantel de un conflicto personal del pasado reciente no resuelto por parte del público pincharrata, ese mismo público que ayer lo amo y hoy lo odia.
Patricio García Rudi
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