EL DOMINGO DESDE LAS 17HS ALDOSIVI-RIVER por AM 1240
Y LOS MIERCES Y VIERNES DE 22 A 23HS POR CADENA UNO

lunes, 9 de febrero de 2009

¡Bombas!


Ni con Buonanotte inspirado. Ni con la mejor versión futbolística de los últimos siete meses. Ni ganando por dos goles a 15 minutos del final. Ni con un rival abierto, por momentos regalado. Ni así pudo ganar este River marcado por la tragedia, un equipo capaz de convertir las situaciones más favorables en una catástrofe.

Cualquier coincidencia con la histórica caída ante San Lorenzo por la Copa (iba 2-0, 11 contra diez y terminó eliminado), el traspié ante Chivas por la Sudamericana (ganaba 2-0 y el 2-2 lo dejó afuera) y el superclásico veraniego en Mar del Plata (se puso 1-0 arriba con un jugador más y perdió 2-1), no es pura casualidad. Es un déficit crónico que ya parece irreparable. A pesar de todos los antecedentes, ayer no se preveía un final así. River se lucía, tocaba (sí, hasta tiraba paredes, como hace tiempo no pasaba), generaba el "ooole" de las tribunas. El Enano conducía, lastimaba, y sólo el palo y las manos de Pozo le impedían el grito de gol. Hasta daba la sensación de que todos jugaban para que el nene Villalba coronara su debut oficial con un gol... Pero River se olvidó de lo más importante: de asegurar el triunfo, de dormir la pelota, de cerrar el partido, de pensar en el 2-0 y luego 2-1 antes que en la goleada. En vez de jugar hacia los costados para consumir el tiempo, atacó desesperado, chocó contra la defensa de Colón. Incluso se movió con tanta confianza (ésa que estaba extinguida) que todos miraron como Capurro y Prediger pateaban al arco. Menos Ojeda. El arquero intentó sacarla, sólo intentó...

Es cierto que el empate de Colón tiene características de milagro. Tanto Capurro como Prediger le pegaron al arco para ver qué pasaba. Y metieron dos bombazos terribles, dos golazos. Por eso, no se puede negar que River contó con una elevada cuota de mala suerte. Aunque este equipo, en lugar de rajarle a la mufa, la persigue. Por ejemplo, porque tuvo una decena de contraataques que no supo resolver y le permitió a un rival herido recobrar confianza.

El triste final, tan reiterado en los últimos tiempos, tapó muchos aspectos positivos del debut de River en el Clausura. Como el orden defensivo y la seguridad de Nico Sánchez, la regularidad de Ahumada y su solidaridad para tapar los huecos que dejan Augusto y Abelairas... Pero sobre todo la resurrección del mejor Buonanotte. El Enano fue quien abrió el camino del equipo de Pipo. Se reveló contra su posición de enganche y se tiró a los costados, cerca del área, ahí donde sus gambetas duelen. Y con un caño genial a Aguilar le empezó a dar vida a este River que venía agonizando. Su atrevimiento, su inteligencia para leer el juego y su agresividad contagiaron al resto. Así apareció el equipo. El Enano fue el que mejor entendió el partido. Por eso sorprendió que Gorosito lo cambiara por Flores a los 42 minutos del segundo tiempo. Con el Charrúa ganó desorden y perdió el rumbo. Bah, en realidad recuperó el rumbo que traía. El rumbo de la tragedia, de las bombas.
fuente: Ole

2 comentarios:

dalmassito dijo...

Capurro es zurdo como Fidel, y la clava al ángulo de derecha, que tarro, hermano.

Igual, con no mucho, la actuacion de ayer me cambió la cara. Ojalaá podamos seguiro mejorando.

Saludos.

dalmassito dijo...

Sorry, Capurro es de derecha, bien de derecha. Y la puso de zurda como un digno heredero marxista.

Ahora si, slaudos