Una nueva derrota ensombrece el presente de River. Esta vez el vencedor de turno fue Argentinos Juniors que llegaba al Monumental golpeado animicamente por la eliminación ante Estudiantes en la Copa Sudamericana.
El gol tempranero de Falcao permitía creer en la ilusión de confirmar la recuperación de un River perdedor en los últimos meses.
El protagonismo del local duró nada porque el Bicho siempre fue más en todos los planos posibles que puede tener un partido de fútbol.
Luchó y batalló en cada pelota dividida ante este River, que es cierto, es sacrificado, pero que pierde por goleada cuando hablamos de fútbol en su estado puro.
La figura monumental del arquero Mario Vega impidió que la victoria de Argentinos se consumara con anticipación.
En el arranque del partido ahogó el gol de Sergio Escudero cuando esta ingresaba irremediablemente, y tapo en dos oportunidades mano a mano ante Gabriel Hauche.
La resistencia de River soportó hasta los 30 minutos de la segunda etapa cuando Juan Sabia con un testazo estampó el merecidísimo empate.
Argentinos buscó y encontró el desnivel gracias a una corrida de Romero quien ingresando al área se zambulló y sanción mediante de Diego Abal, de penal Ortigoza puso el 1-2 definitivo.
El final dejó un sabor amargísimo por el pobre nivel mostrado en ofensiva con un Falcao solo y abandonado a la buena de Dios y porque el triunfo ante el Rojo terminó siendo apenas un oasis en medio del desierto.
Ardua tarea le espera a Gabriel Rodríguez en la semana. Recomponer la fé de un equipo ateo de toda creencia futbolística y de escasa reserva en temperamento.
Soy de River
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