El triunfo agónico y en condición de visitante ante Independiente hacía suponer que lo mejor estaría por venir.El fixture indicaba dos partidos en el Monumental ante dos buenos equipos, Argentinos y Vélez, ambos con el cansancio a cuestas de estar disputando la Copa Libertadores de América.
La localía y el descanso fueron ventajas que no se pudieron aprovechar a la luz de los resultados.
Desde la frialdad glaciar del diario del lunes y la dictadura de la matemática que rige el destino de River en estos tiempos, el balance arroja un resultado malo que califica a esta última semana como la peor en la era Jota Jota.
El punto logrado de seis posibles le dan la razón al entrenador millonario quien predica día y noche acerca de la frágil y precaria situación que vive River.
Humildad, trabajo, esfuerzo y dedicación son las palabras que se le suele escuchar en forma permanente el conductor del plantel Millonario.
Pensando en el futuro devenir de un campeonato equilibrado, Jota Jota deberá replantearse algunas cuestiones pendientes que se vienen gestando desde sus primeros pasos y estos tienen que al juego de ataque de River y los dividendos que se obtienen.
A todas esas virtudes que con tanta aplicación se esmera en inculcar a sus dirigidos deberá agregarle alguna dosis de audacia a la hora de lastimar al rival sin perder la solidez defensiva.
El cómo, el cuándo, el porqué y para qué atacar no son tareas sencillas si se evalúa el plantel con el que se cuenta.
Por algo es el entrenador de River y deberá junto a los jugadores encontrarle la vuelta para que la permanencia en primera no resulte una experiencia traumática y agónica.
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