La mano de Pipo no dio resultado
Otra vez River perdió con Boca. Otra vez desaprovechando la ventaja de contar con un hombre de más durante gran parte del partido.
Es que la expulsión de Sebastián Battaglia después de terrible patada de atrás a Falcao presuponía un escenario favorable al Millonario. Es que del cobro de esa infracción llegó el gol de Cabral y la única alegría para el conjunto que dirige “Pipo” Gorosito en la noche marplatense.
Poco duró el envión que fue más anímico que futbolístico porque Boca supo como inquietar a un River escaso de ideas en ofensiva y endeble cuando debía cerrar filas en el fondo.
No extrañó que por el sector izquierdo de la defensa donde Villagra siempre llega tarde al cierre o peor aun, a veces siquiera está, llegará el centro que atravesó toda el área para que Dátolo la empujara en soledad por el segundo palo.
Epílogo de una nueva derrota
El segundo tiempo mostró un equipo sin luces, ni individuales, ni colectivas que permitieran vislumbrar aunque sea la remota ilusión de asustar al joven arquero xeneize Josué Ayala.
Con un Buonannotte fantasmagórico, quien nunca pudo entrar en contacto con el balón y cuando lo lograba lo hacía en forma esporádica, errática y sin profundidad, River desperdició minutos para desnivelar en el marcador.
Sin un responsable de armar ataques en la zona central del terreno, con dos volantes como Abelairas y Fernández sin capacidad al menos para intentar desbordes por las orillas, River terminó dependiendo de las buenas intenciones de Mauro Rosales.
El ex Newell’s cansado de esperar balones que nunca terminaban de llegar decidió retroceder en busca del mismo, lo cual le generó un gran desgaste y sin finales productivos de las jugadas.
Los minutos acumulados sumado a las alternativas cambiantes y desfavorables hicieron que el experimento “Facundo Quiroga, volante central” empezara a mostrar grietas.
El marcador central devenido a la fuerza en volante defensivo hasta los primeros minutos de la segundo había cumplido una tarea aceptable.
Luego terminaría desdibujandosé no solo por errores propios en las entregas del balón, sino también porque con el marcador 1-2 el desorden generalizado de todo el equipo expuso su falta de hábito en el puesto.
Desde el banco no llegó el salvataje
El resultado final deja para el análisis algunas conclusiones en relación a la toma de decisiones que llegaron desde el banco de suplentes.
Gorosito con el partido empatado en 1 intentó con los cambios inyectar aire fresco pero ninguno dio resultado.
Gustavo Fernández ingresó por Buonannote y logro asociarse poco y nada ,vale decir a favor del juvenil delantero, un inexistente andamiaje ofensivo.
La entrada de Flores por Rosales no aportó cambios sustanciales. El uruguayo fue absorbido por el dispositivo defensivo que encabezado por el colombiano Vargas, Boca montó en la zona donde pretendió moverse el oriental.
Con el diario del lunes puede achacarselé al entrenador que la salida de Cristian Villagra para dar lugar al paraguayo Santiago Salcedo en ataque no generó peligro alguno.
Muy por el contrario permitió que Ricardo Noir encontrará libre el andarivel derecho que la postre terminaría en la jugada del penal de Abelairas al delantero de Boca cuando este quedaba mano a mano con Vega.
Aunque a decir verdad a esa altura del juego Villagra no incidía en ninguno de los dos sectores donde puede hacerlo.
Cuando intentaba escalar por la banda en busca del desborde y el centro nunca llegaba a buen puerto y cuando le tocaba defender tampoco era garantía de solvencia en el fondo.
La era Pipo Gorosito recién comienza y arrastra las viejas falencias de la era Simeone de las cuales fácil no será corregir ni desprenderse.
Ardua tarea le espera al entrenador de cara a un durísimo 2009 que se avecina pronto.
Otra vez River perdió con Boca. Otra vez desaprovechando la ventaja de contar con un hombre de más durante gran parte del partido.
Es que la expulsión de Sebastián Battaglia después de terrible patada de atrás a Falcao presuponía un escenario favorable al Millonario. Es que del cobro de esa infracción llegó el gol de Cabral y la única alegría para el conjunto que dirige “Pipo” Gorosito en la noche marplatense.
Poco duró el envión que fue más anímico que futbolístico porque Boca supo como inquietar a un River escaso de ideas en ofensiva y endeble cuando debía cerrar filas en el fondo.
No extrañó que por el sector izquierdo de la defensa donde Villagra siempre llega tarde al cierre o peor aun, a veces siquiera está, llegará el centro que atravesó toda el área para que Dátolo la empujara en soledad por el segundo palo.
Epílogo de una nueva derrota
El segundo tiempo mostró un equipo sin luces, ni individuales, ni colectivas que permitieran vislumbrar aunque sea la remota ilusión de asustar al joven arquero xeneize Josué Ayala.
Con un Buonannotte fantasmagórico, quien nunca pudo entrar en contacto con el balón y cuando lo lograba lo hacía en forma esporádica, errática y sin profundidad, River desperdició minutos para desnivelar en el marcador.
Sin un responsable de armar ataques en la zona central del terreno, con dos volantes como Abelairas y Fernández sin capacidad al menos para intentar desbordes por las orillas, River terminó dependiendo de las buenas intenciones de Mauro Rosales.
El ex Newell’s cansado de esperar balones que nunca terminaban de llegar decidió retroceder en busca del mismo, lo cual le generó un gran desgaste y sin finales productivos de las jugadas.
Los minutos acumulados sumado a las alternativas cambiantes y desfavorables hicieron que el experimento “Facundo Quiroga, volante central” empezara a mostrar grietas.
El marcador central devenido a la fuerza en volante defensivo hasta los primeros minutos de la segundo había cumplido una tarea aceptable.
Luego terminaría desdibujandosé no solo por errores propios en las entregas del balón, sino también porque con el marcador 1-2 el desorden generalizado de todo el equipo expuso su falta de hábito en el puesto.
Desde el banco no llegó el salvataje
El resultado final deja para el análisis algunas conclusiones en relación a la toma de decisiones que llegaron desde el banco de suplentes.
Gorosito con el partido empatado en 1 intentó con los cambios inyectar aire fresco pero ninguno dio resultado.
Gustavo Fernández ingresó por Buonannote y logro asociarse poco y nada ,vale decir a favor del juvenil delantero, un inexistente andamiaje ofensivo.
La entrada de Flores por Rosales no aportó cambios sustanciales. El uruguayo fue absorbido por el dispositivo defensivo que encabezado por el colombiano Vargas, Boca montó en la zona donde pretendió moverse el oriental.
Con el diario del lunes puede achacarselé al entrenador que la salida de Cristian Villagra para dar lugar al paraguayo Santiago Salcedo en ataque no generó peligro alguno.
Muy por el contrario permitió que Ricardo Noir encontrará libre el andarivel derecho que la postre terminaría en la jugada del penal de Abelairas al delantero de Boca cuando este quedaba mano a mano con Vega.
Aunque a decir verdad a esa altura del juego Villagra no incidía en ninguno de los dos sectores donde puede hacerlo.
Cuando intentaba escalar por la banda en busca del desborde y el centro nunca llegaba a buen puerto y cuando le tocaba defender tampoco era garantía de solvencia en el fondo.
La era Pipo Gorosito recién comienza y arrastra las viejas falencias de la era Simeone de las cuales fácil no será corregir ni desprenderse.
Ardua tarea le espera al entrenador de cara a un durísimo 2009 que se avecina pronto.
Soy de River
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