De aquella brillante luminaria de aparición fulgurante del año pasado por estos días solo queda una tenue luz.
Se trata de Alexis Sánchez, “El Eléctrico” el mismo que supo cautivar con gambetas y firuletes fantásticos al deteriorado paladar negro del hincha de River.
El chileno fue y es un elemento importante en la consideración de Simeone, pero no lo suficiente como para romperse en plegarias ante la dirigencia para que lo retengan.
Es que Alexis nunca terminó de confirmar el gran despegue que supo amagar pero que nunca concretó.
Con escaso aporte de gol y relativo e intermitente peso como organizador de juego ofensivo Sánchez se fue diluyendo en su propia intrascendencia, para dejar una foja al menos pobre desde lo estadístico.
Es cierto que las últimas semanas de caos institucional y debacle futbolística conspiraron no solo en contra del chileno sino de todos los jugadores.
Hasta aquí los ribetes vinculados al desempeño en el campo de juego. Hay otra historia y es de dinero.
Fútbol aparte, lo cierto es que Udinese, club dueño del pase del joven mediocampista, tasó al jugador en 20 millones de euros, cifra inalcanzable para la economía del fútbol argentino, razón fundamental por la cual las chances de continuidad serían mínimas.
Los argumentos endebles de River: especulaban forzar el comienzo de las negociaciones a partir de cuestiones vinculadas al apego y cariño de Alexis al club, y también a Buenos Aires ciudad con la que se sintió muy a gusto desde que llegó.
Demasiado sentimentalismo para un mundo regido por las inversiones millonarias.
Soy de River
Se trata de Alexis Sánchez, “El Eléctrico” el mismo que supo cautivar con gambetas y firuletes fantásticos al deteriorado paladar negro del hincha de River.
El chileno fue y es un elemento importante en la consideración de Simeone, pero no lo suficiente como para romperse en plegarias ante la dirigencia para que lo retengan.
Es que Alexis nunca terminó de confirmar el gran despegue que supo amagar pero que nunca concretó.
Con escaso aporte de gol y relativo e intermitente peso como organizador de juego ofensivo Sánchez se fue diluyendo en su propia intrascendencia, para dejar una foja al menos pobre desde lo estadístico.
Es cierto que las últimas semanas de caos institucional y debacle futbolística conspiraron no solo en contra del chileno sino de todos los jugadores.
Hasta aquí los ribetes vinculados al desempeño en el campo de juego. Hay otra historia y es de dinero.
Fútbol aparte, lo cierto es que Udinese, club dueño del pase del joven mediocampista, tasó al jugador en 20 millones de euros, cifra inalcanzable para la economía del fútbol argentino, razón fundamental por la cual las chances de continuidad serían mínimas.
Los argumentos endebles de River: especulaban forzar el comienzo de las negociaciones a partir de cuestiones vinculadas al apego y cariño de Alexis al club, y también a Buenos Aires ciudad con la que se sintió muy a gusto desde que llegó.
Demasiado sentimentalismo para un mundo regido por las inversiones millonarias.
Soy de River
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