Pálida imagen dejó otra vez River en su incursión por Avellaneda ante Independiente.
En el primer tiempo fue incapaz de generar una sola situación de gol en el arco custodiado por Assman.
Recién a los once minutos del complemento llegó el primer disparo cuando Abelairas remató de zurda y el arquero rival contuvo con seguridad.
El ingreso de Ortega a los cinco minutos de la segunda etapa permitió ver los mejores pasajes del Millonario en el encuentro.
Dispuso en ese lapso situaciones para abrir el marcador. Un cabezazo de Abreu, un tiro libre del Burrito que besó el palo izquierdo entre otras.
Así todo no fue suficiente para quebrar la férrea resistencia del Rojo, y el equipo volvió a la intrascendencia cuando el jujeño se agotó fisicamente.
La salida de Ahumada por un esguince de tobillo descompensó el mediocampo y el ingreso de Alexis Sánchez no aportó demasiado en ataque y menos en el aspecto defensivo.
En el cierre pudo Independiente ganarlo cuando Ismael Sosa se devoró un gol a centímetros del arco.
River resignó dos unidades en el sprint final del campeonato, fue apático, temeroso por momentos y falto de convicción para superar la oposición de un rival con debilidades.
La desazón se hizo carne en la gran cantidad de público que se hizo presente en el cilindro de Avellaneda ante un equipo que por ahora le dijo chau a la punta.
Patricio García Rudi
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