Los dirigentes de River insisten con que la venta de jugadores en paquete es un buen negocio. Y por eso se esmeran en explicar a quien quiera escucharlos que la propuesta que les acercó José Manuel Llaneza es muy ventajosa para River. Aguilar y sus seguidores entienden que nueve millones de euros por el 50% de los derechos económicos de seis jugadores (Matías Abelairas, Gustavo Cabral - a quien deberían comprar a fin de mes--, Andrés Ríos y los juveniles Gustavo Bou, Damián Lizio y Maxi Oliva) no son para despreciar. Y más si el club se reserva los derechos federativos y la potestad de decidir el futuro de todos. Los españoles, si el acuerdo llega a prosperar, sólo obtendrían la prioridad de compra. Esto es: si aparece una oferta de otro club pueden igualarla o si Manuel Pellegrini les pide a alguno se lo llevarán pero sólo si antes satisfacen lo que pretende River. "Esto no tiene nada que ver con lo del Locarno. Es una operación típica de los clubes europeos, que son eminentemente compradores y ven un nicho de negocios invirtiendo para ganar con la diferencia", defendió la operación con uñas y dientes Héctor Grinberg. El tesorero aseguró que por la transacción con Pinhas Zahavi ingresaron "13,5 millones cuando el empresario ganó apenas uno" y negó el argumento opositor de que la "liquidación de invierno" se realiza para obtener 15 millones de dólares para equilibrar el balance. "Eso es mentira. Hasta ahora se está cumpliendo con lo que estaba presupuestado". Pero no sólo Grinberg bancó la propuesta: otro directivo, en privado, dijo que "si a alguno no le gusta, que traiga una idea mejor o ponga 20 millones". Si bien no se trataría en la reunión de CD de hoy, los oficialistas saben que esto puede levantar polvareda. Pero están dispuestos a cerrar "los detalles que faltan" y seguir adelante. "El que trajo a Carrizo se quedó con el 30% sin poner nada. Lo vendimos en 5 y ganó 1,5. Acá, en cambio, ganan River y el inversor".
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