Hay jugadores, cuerpo técnico, dirigentes. Y hay unos 1.200 invitados que, meta dale-River-vamo, le dan calor y color a esta vuelta olímpica de gala.Toda esto sucede en el gimnasio principal del Monumental, ahí donde anoche, desde las 21, se abrió este espléndido salón. No es el Alvear ni se casan Maxi y Wanda, pero sobra glamour. Está la beauty Caro Baldini. Belleza, diría el Bambino. El nivel, además, se deja observar hasta en los cuidadosos detalles de decoración: puf, mesas ratonas, telones, luces tenues y una pomposa alfombra roja para los actores principales.Los jugadores se empiezan a acomodar en una suerte de vip. Nico Domingo gana el premio Tom Cruise. Con un traje negro a rayitas y el pelo engominado, supera en elegancia al Cholo. Una metáfora: es como que Deportivo Español le gane al Chelsea. Ponzio, Gerlo y Nico Sánchez siguen llenando el rincón de los player. Ahí mismo interactúan con los hinchas mediante fotos, autógrafos y besos.Si hay desabastecimiento, que no se note. Llegan los sanguchitos de peceto, los calentitos, las empanaditas. No hay piquete. Enseguida, las bebidas. Un poco de tinto, de blanco, de fernet, de gaseosas y de champán. Tentaciones elevadas a la enésima potencia por las señoritas del sector gastronómico que las ofrecen. Ellas, muy bonitas, lucen una pollera oscura y la camiseta con el número 33, pero se merecen la 10 de Ortega.El Duende Guillermo Petrucelli (de Radio Continental) le pone la voz a la noche. Empieza formalmente la fiesta. Toma la palabra José María Aguilar, exultante, eufórico y hasta como rejuvenecido por este recreo emocional que le dio el equipo. A las 22.16 se registra el instante cumbre: los players suben al escenario. Y todo River es una única canción: "Enaaaaano, enaaaaano". Pero el Enano Buonanotte se hace más chiquito para esconderse en su timidez. Acto seguido, entra en escena el único futbolista que se negó al saco sport. Es el Burrito, trofeo en mano, de cara a la multitud. ¿La reacción? "Este es el famoso Ortega que volvió a River para ser campeón". El hit lo cantan todos, hasta lo tararea la Baldini. Y hay más muestras de tributo. Al Tanito Nasuti le queda claro que, pesa al poco rodaje que le dio Simeone a lo largo del Clausura, su nobleza juega de titular en la valoración de los hinchas. ¿Y Ahumada? También es acariciado por una sólida ovación: el silencio atroz y el maíz parecen sucesos del paleolítico. Y así, en fila, todos los muchachos se suben para brindar.Después llega el show de covers que ofrece la cantante Silvina. Y luego, sorteos con productos que fueron acercados por los sponsors oficiales de River. Y una murga integrada por los alumnos del Instituto. Y un video con los flashes de la consagración. Todo perfectamente organizado. La fiesta, fantástica, termina de madrugada. Había pasión y emoción de campeones.
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