Millonarios, exitosos y jugadores de la Juventus. Son Mauro Camoranesi y David Trezeguet los nombres que han sonado en las últimas 48 horas con fuerza e insistencia.
El presente los encuentra vistiendo la camiseta a bastones blancos y negros de la Vecchia Signora, y el futuro postmundial los ilusiona con un viejo anhelo que guardan en sus corazones que es vestir la camiseta River Plate de la que son hinchas.
Satisfechos en su realización económica y salvados ellos, sus hijos y sus nietos buscan el latir primegenio que alguna vez los conmovió cuando patearon una pelota por primera vez en sus vidas.
Las vidas futbolísticas de Camoranesi y Trezeguet tienen un denominador común: nada y poco han jugado en el fútbol de primera división de Argentina.
Nada: Camoranesi, quien vistió las camisetas de Aldosivi en 1994 y la de Banfield en la temporada 97/98 cuando el Taladro militaba en la B Nacional.
Poco: Trezeguet, cuando fue promocionado desde las inferiores del Calamar a la primera de Platense donde se calzó la casaca blanca y marrón en cinco partidos sin marcar goles.
El resto de sus vidas en el mundo de la redonda transcurrió en el extranjero.
El final de sus prodigiosas carreras les da la oportunidad de poder vestir la camiseta que aman, aquella con la que soñaron vestir cuando eran niños que corrían detrás de una pelota sin más anhelo que disfrutar del juego.
Todas estas consideraciones quedarán al margen cuando los representantes de los jugadores dialoguen y en la mesa de negociaciones se hagan las propuestas con signos dolares mediante.
Habrá que ver hasta donde llega el amor por la camiseta que gritan a los cuatro vientos y también saber la dignidad de la propuestas monetarias de la dirigencia millonaria para dos estrellas que podrían desembarcar en un River que en breve luchará por mantener la categoría.
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