Desde el minuto inicial del encuentro la parcialidad local repudió a sus jugadores. Les recordó la derrota del pasado domingo y los chifló al final del partido. El resultado: dos a uno abajo.
Cuando el árbitro peruano dio comienzo al cotejo el hincha de River empezó a cantar. Distorsionó el clásico "no me importa en cancha juguemos..." por un "ustedes perdieron con Boca, pero nosotros venimos a alentar...". Los minutos corrían y el juego intrascendente de River alentó a que el público cantase "La camiseta de River se tiene que transpirar".
Desde el domingo pasado que se juegan dos partidos simultáneos, el de adentro y el de la gente. El de los hinchas los ganó por goleada pero en cambio los jugadores no reaccionan, y el fanático se lo hizo saber con un "y pongan huevos la p......". Eso no fue lo peor, cuando el equipo del Cholo manejaba el partido llegó el gol visitante y los gritos se le vinieron encima a los protagonistas "Me parece que ustedes no quieren ganar, tienen ganas, tienes ganas de cobrar".
El mensaje del público era uno solo, tratar de trasladarle las ganas a sus jugadores. Como éstos no respondían la impaciencia aumentaba. Y como cierre de la jornada en un contraataque le convierten el segundo, y ahí la gente explotó "Que vuelva Ortega la p...." y con más fuerza para que se escuche hasta Mendoza un "Ortega, Ortega".
Lo que quiere la gente está claro, lo que hacen los jugadores no.
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