El facilismo y el reduccionismo que apasiona al hincha condena a Juan Pablo Carrizo como el responsable absoluto del empate de River ante San Lorenzo.La falla garrafal del arquero ante el remate controlable de Jonathan Ferrari cuando el encuentro ingresaba en el último cuarto de hora fue un error grosero que terminó pagando todo River con la permanencia en posición de promoción.
El autogol ante Boca en el superclásico, y este error ante San Lorenzo son situaciones impensadas para un guardavallas de la categoría de Carrizo, si aquel mismo de descollante actuación ante Racing en Avellaneda.
Quien escribe confiesa que al termino de aquel partido en el comentario final de la transmisión de "Porque a River lo Quiero" por AM 1240 afirmo lo siguiente: "Si yo fuera dirigente de River, y tuviera una caja fuerte con un millón de dolares, se la entregaría sin dubitar para que continue defendiendo el arco del millonario"
Aun sigo sosteniendo aquella afirmación hecha en voz alta hace un mes atrás y no me arrepiento de ella.
Hoy quiero hoy estar lejos del escarnio público que tanto nos deleita a los argentinos con las personas exitosas cuando atraviesan malos momentos.
Hoy quiero estar cerca del perdón a Carrizo por este error, porque no olvido todos los partidos que River ganó gracias a él.
Pero hoy también quiero decir que no le perdono la gambeta innecesaria e irresponsable a Romagnoli la cual pudo haber desembocado en el segundo gol y el triunfo del Ciclón.
En ese instante de respiración entrecortada una verdad se reveló ante mi razón y pude entender porque Juan Pablo víctima de su inmadurez no hizo pie en Europa.
Hoy los hinchas de River debemos apoyar a este Carrizo inseguro, pero antes que eso el mismo Carrizo deberá hacer puertas adentro con su conciencia una evaluación del mal momento que atraviesa y por un instante dejar de lado a la soberbia.
